Proyecto Deatres

El Rum rum del Josefa · 2024

Texto Curatorial

Rum Rum. Zumbido, ruido o sonido continuado y bronco.
Ruido confuso de voces. Runruneo.
Voz que corre entre el público. Rumor.
Rum. Rum.

Conversaciones. Esbozo de un pensar entre y junto a otros
Detención de la rutina. Inmiscuir(se). Mezclar(se).
Deshacer fronteras. Restituir saberes, que no tienen registro,
poniendo en valor, el tiempo de los oficios.

Hacer sitio al trabajo minucioso y paciente de la memoria y sus olvidos. Como si fuese un río que erosiona y golpea la superficie. Haciendo su trabajo en el tiempo y con el tiempo. Componiendo formas. Dejando sedimentos a su paso.

Tomar lo testimonial y des-bordarlo.

La práctica curatorial que llevamos adelante con y desde los trabajadores del museo, deviene territorio de investigación colectiva y hace posible pensar el patrimonio como un dispositivo en red, conformado por un conjunto de discursos y decisiones políticas. Por lo dicho y lo no dicho, lo guardado, lo faltante. Un patrimonio que reúne múltiples temporalidades, miradas, modos de percepción, afectos y formas de interpretación.

Esta muestra propone desandar los caminos que transita una obra hasta ser patrimoniada. En el mismo movimiento, restituye los saberes y oficios de quienes habitan y trabajan en el Museo. Reedita el gesto de quien ofrece un puñadito de signos, palabras, piezas, resonancias y algún que otro capricho. E, invita a dejarse llevar por las derivas de cada escena.

Sudamos en los encuentros. Reímos. Y, la trama se va armando, en charlas deshilachadas. La escucha se transforma en guion curatorial.

Pensar operaciones poéticas en el espacio del museo. Imaginar conversaciones entre las obras. Esbozar zonas de proximidad y lejanía. Resonancias y disonancias. Afluencias. Trabajar sobre el montaje de imágenes y palabras. Reponer documentos, materiales, manuscritos conservados minuciosamente en el archivo, en la reserva o en la biblioteca. Prestar atención a los dispositivos que se inventan para resguardar las obras; a las herramientas de cada uno de los oficios; a las voces de los visitantes; y a los gestos de quienes acompañan en ese viajar el museo. Dice también, de un modo de caminar, transitar, recorrer, explorar, habitar; y hacer de este lugar un espacio en el que sea posible poetizar el mundo.

Al hilo de esta práctica curatorial se fueron componiendo diferentes escenas que enunciamos como zona de resonancias, zona del trabajo, zona de los rumores, zona fuera de guión y patio de las esculturas. En el transcurso de la muestra estarán dialogando con el espacio de la biblioteca y con la muestra del equipo educativo del museo, recreando formas de vecindad*.

Zona de Resonancias

Es lo aleatorio de los nombres propios lo que nos lleva a las obras. Nos resuenan. Desde el inventario del patrimonio se genera un recorte de artistas que trabajaron en la gestión institucional. Nombres que asociamos a la creación o dirección de escuelas, museos y a la asociación amigos del Museo del Sor Josefa Díaz y Clucellas. De lo que se trata es de abrir un campo de indagación alrededor de ese tejido sensible que se hace y se des-hace entre educación, museo y patrimonio. Aquí encontraremos algún pretexto para asomarnos a esas historias, a eso que continúa diciéndose hoy, en estos espacios.

Artistas: Enrique Estrada Bello. Manuel Musto. Eduardo Schiaffino. Miguel Flores.
Nancy Vallejos. Sergio Sergi. Abel Monasterolo. Miroslav Bardonek. Antonio
Colon. Artemio Alisio. César López Claro. César Fernández Navarro. Roberto López
Carnelli.

Zona del Trabajo

Suena y nos toma el trabajo desde la acción y el concepto. En el primer encuentro con los trabajadores del museo, emerge como tema ineludible del guion, atendiendo a la complejidad del contexto. Transitar la reserva y los archivos digitales del patrimonio, en busca de obras que representan escenas, paisajes, gestos, formas que refieren a los oficios, nos lleva al encuentro con artistas santafesinos, componiendo un corpus posible. Las trabajadoras del museo, nos ofrecen un documento fundamental, que confirma la pertinencia de abordar esta zona: el catálogo del 1er Salón del Trabajo que recuperan, en un pasamanos, del Museo César López Claro. Entre complicidades y hallazgos se fue armando esta zona.

Obras: Pescador de Planas Casas. Gente de la costa de Matías Molina. La planchadora de Miroslav Bardonek. La bajante de César Fernández Navarro. Inundación de Ricardo Supisiche. Atardecer de César López Claro. Manaco de Enrique Estrada Bello.

Mencionamos a María Esther Ramella, premiada con la obra Acarreando en el 1er Salón del trabajo. Obra faltante.

Zona de los rumores

La copia, la falsificación, la faltante, las formas de archivar, los textos, van construyendo un relato entre los distintos espacios de trabajo, mientras cada uno se detiene a recuperar la memoria.

Unas piezas, quizás abandonadas, olvidadas, a la espera de que se las revisiten, «duermen» en una especie de limbo, en la zona gris. ¿Duermen? O, ¿sufren extrañas metamorfosis? Se mueven. Cambian de lugar. Se hacen más pequeñas. Se extravían. Vuelven a aparecer. Se cubren de olvido. Son acariciadas por el pincel de quien las restaura. Salen a la calle. Vuelven. Sostienen el deseo secreto de volverse patrimonio. Quedan a la deriva. O, alrededor de ellas, se tejen otras tantas ficciones. O se vuelven piezas apenas vislumbradas. Porque mostrarlas o moverlas en el estado de fragilidad en el que se encuentran, es arriesgarse a que la «herida» se haga más honda. Ahí los verbos conservar, restaurar, mantener, cuidar, asumen otra textura o dramaticidad.

La copia; Artemio Alisio. La obra falsa; Juan Manuel Oliva. En el limbo; Federico Aimá.
Formas de guardado; Peti Lazzarini. Las etiquetas de distintos momentos. Las obras
que no están. 1er Salón del Litoral. Inés Rotenberg, Suburbio. Hilda Raquel Pla.
Urbanización.

Zona fuera de guion

Espacio fluido, que se va modificando en el devenir de la muestra; y, que hace sitio – desde la escucha- a los deseos o caprichos de volver visibles obras de artistas que nos mueven encantos, recuerdos o que simplemente permiten situarnos en nuestra propia historia.

Algunos artistas: Ana María Paris. Ana María Pizarro. Elsa Rotman. Richard Pautasso.
Esteban Luna. Wenceslao Sedlacek. Juan Yanicelli.

Zona patio de las esculturas

Hace lugar a la propuesta de los trabajadores del museo, de habilitar esa zona para resguardar el acervo local. También para dar curso a las preguntas y al deseo de los visitantes de ver esas obras aquerenciadas.

Obras: Alma sin hogar de José Sedlacek. Sirena de Provin Serres por la fundidora Val D’osne. Fuente de los niños cazadores de Pierre Mazeline Chajá expectante de Wenceslao Sedlacek.

Aclaramos que el modo de citar artistas y obras devela donde está el punto de atención para definir la operación sobre ellas.

Montaje.

Junto al equipo de montaje y conservación, fuimos pensando y decidiendo, qué obras estaban en condiciones de ser repuestas en la muestra. En qué zona se iban a ubicar. Cómo conversaban unas con otras. Qué piezas, herramientas, material documental, dispositivos para resguardar una obra que iba a ser restaurada, se reunirían en la mesa dispuesta en la zona de los rumores. Qué lugar iban a tener las esculturas. También las cartelas que se iban escribiendo en el mientras tanto de este ejercicio curatorial. Qué obras iban a conversar con el material documental que se disponía en la mesa de la zona de los rumores. Qué tratamiento iban a tener las luces para que las escenas que se iban componiendo entre una y otra zona, no hicieran ruido, o no concentraran toda la atención en una obra antes que en otra. Sino que hiciera las veces de tejido sensible que se va labrando entre lo blanco de la pared que hace sentido junto a lo que las obras dan a ver, sentir, pensar. Ese fue un trabajo arduo.

Pensar el lugar que iba a tener cada pieza, implicó una infinidad de desplazamientos, en especial, de las esculturas. No sólo las que se iban a disponer en la zona de los rumores, de las resonancias y del trabajo. Sino también en la zona del patio de las esculturas. Se ensayaron tantas puestas en escena como desplazamientos de piezas. De la misma manera sucedió con la cuestión de la luz.

Por la mañana nos encontrábamos en el Museo a pensar juntos. En las tardecitas anochecidas, escribíamos el guion curatorial, las piezas para prensa o para las cartelas, en una escena en la que los tiempos corrían. Y, la sensación que se nos atravesaba, era la de estar corriendo detrás del tiempo. Tanto, como los trabajadores del Museo, que mientras pensaban junto a nosotras la Muestra del Rum Rum, curaban la Muestra Una
habitación propia. O, tenían que desplazarse entre otros museos de la ciudad para hacer el montaje de Muestras que se inauguraban con cierta cercanía a la nuestra.

No estuvo ausente en estos itinerarios que se abrían entre encuentro y encuentro, el trabajo delicado, artesanal, minucioso de pensar las piezas de folletería de la muestra en las que también se sobreimprimían esos trazos esbozados en borrador junto con los manuscritos del guion curatorial y la información de quienes llevábamos adelante la curaduría de la muestra. Los esbozos de diseños, imágenes, manuscritos iban y venían intentando darle curso a la producción de un fanzine, a una publicación digital, a una nota de prensa.

Tampoco faltó a la cita, el trabajo con el equipo de educación del Museo que llevaría adelante la tarea de invitar y sostener a los visitantes en los recorridos propuestos por la muestra. Y la tarea de imaginar espacios de conversación en los que trabajadores del museo e integrantes del Proyecto Deatres pudiesen compartir con otros artistas, estudiantes, vecinos; y, el público en general, la experiencia de este ejercicio curatorial y los saberes de los oficios que se intentaban reponer en la muestra.

Inauguración

Llegó ese momento deseado y esperado. Todo estaba dispuesto para que, El Rum Rum del Josefa, empiece a decir y a entrelazarse con la infinidad de voces, interpretaciones, traducciones, poéticas que los visitantes del Museo puedan componer. Y a componer vecindades con la muestra Una habitación propia y con la biblioteca. No faltaron al encuentro, las autoridades del Municipio. Tampoco los transeúntes, artistas, vecinos y amigos del Museo. Ellos hicieron de este encuentro una celebración.

Museo. Patrimonio. Educación. Curaduría.


Raquel Minetti, Victoria Ferreyra, Elisa Aquatti, María Paula Olivieri.